domingo, 9 de mayo de 2010

pero acude en mi auxilio tu novedosa mano

Pero acude en mi auxilio tu novedosa mano,
tan de argentina rúbrica de fuegos manantiales,
y, en su fuera de sí, me corta por lo sano,
al filo de sus cálculos infinitesimales.

Directa a la raíz, al corazón y al grano,
a la insondable causa de mis extraños males,
con determinación de experto cirujano
y más espeluznante profusión de metales.

Por fin me reconforta tu mano auxiliadora,
flamante en su ancestral, cordial jurisprudencia,
desconocida en parte de su acerado brillo.

Pero me acude fuerte, universal me aflora,
en todo su entusiasmo por celebrar mi ausencia,
con inédito tacto de luz y de cuchillo.

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