miércoles, 17 de julio de 2013

amanecer


¡Qué poca fama! En el desierto, apenas retrocede una brizna de luz,
porque un campo eléctrico salvaje inaugura los rayos
del amanecer. El amanecer comprende distintas salvas;
la primera sirve el desayuno en una gastada bandeja de plástico,
la segunda arroja el agua a la calle desde el tercer piso
(y no hay una tercera, pero la cuarta es lúgubre).

De pronto, está en la cama (es su elección) y no despierta, se acuna
momentáneamente. El despertador chilla un aparato gris,
se manifiesta entre graznidos horrorosos de otros animales.
Las campanas molestan a la plebe, horrorizan a la indefensa
cigüeña, protestan en su idioma medieval.

Aguarda el cristal. Mientras, el espejo aguarda
su minuto de gloria, extiende su alfombra persa al denominado ángel ,
prepara el aura, sueña su culminación y teme
un estallido, la ruptura de su leve simetría.

¡Qué poca fama! Ella nunca ha lavado su cuerpo en el agua del río,
que fluye oscura entre las factorías. El viento
se ha recogido el pelo y sopla alrededor de la mañana.
Por tanto, afuera está lloviendo de forma circular,
llueve una esfera caliente: hoy tampoco se podrá salir.

La casa duerme porque no ha sucedido ningún sueño de amor,
porque la noche continúa a pesar de los cántaros de luz
y la gente se mueve en las tinieblas sin prestar atención a su ceguera,
perros y gatos que redoblan su esfuerzo.

Ella es su guardián, su centinela. Por la ventana,
mira los árboles agradecidos, los automóviles que circulan vacíos
en esencia. La maravilla de una flor que no se ve.

Podría ser mejor, acaparar los términos, desfigurar la aurora,
podría ser eclipse y cegar la potencia del sistema
con su nítido estilo, humillar a los tibios con una rúbrica amable,
temblarse y hacer temblar al mundo con la sola energía de una lágrima.

En la ciudad desierta, las farolas se encienden a su tiempo y es un atardecer sin alma,
sujeto a la variable protección del destino.
Bajo la luna, el espejo es un pozo donde se esconde una estatua de barro
de belleza deslumbrante.





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