sábado, 5 de octubre de 2013

triste mundo perfecto


Entonces, cometeremos un sueño...

¡Ah!, pues soñaremos un mundo perfecto,
por si acaso.

En el mundo perfecto (que no nos pertenece), ella será amiga nuestra,
caminará a nuestro lado con la pura forma del cariño pendiente de los labios,
los pies descalzos, sus pasos cortos de baile, de puntillas para mirarnos a los ojos.

Ella saldrá al mediodía con una rosa en el pelo, una rosa de todos los colores,
también negro, y su cabello oscuro será más brillante que la piel del fuego,
competirá con el rayo, tendrá esa cualidad de selva
de oro.

Nos hablará al oído. Entonará una nota casual,
la inicial nuestra, nuestro nombre al azar, nuestra quimera,
nombrará nuestro amor por su mayúscula con esa voz tan dulce como el mar
que empieza. Cantará para sí, para nosotros que estaremos tan cerca de su aurora.

La canción contendrá su estribillo moderno, su ritmo electrizante,
su danza, celebrará la inocencia de algún amor que no se sabe dónde,
será preludio de aquel beso incontenible.

Porque la mañana atizará su lumbre y ella traerá un desierto en cada mano
para darnos calor
o perdernos de vista más allá del espacio.

Soñaremos con ella mientras la noche dobla la esquina del cielo infinito
y las estrellas se niegan a pronunciar su título
y ella nos dirigirá una sonrisa radiante
aun sin saber por qué.






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