martes, 5 de enero de 2016

independence day


Frente al anfiteatro, la ruina de otros cuerpos. La dicción perfecta se alzaba
en remolinos de angustia, datos combustibles, y el coro ovacionaba hasta la náusea las intervenciones
sucesivas del DJ y su cohorte lúdica. Dentro del sueño… Y algunos salían a la calle
de cualquier forma, sin zapatos, sin camisa y sin desayunar, con lo primero que hallaban tirado por ahí: un chaleco salvavidas,
una gorra vieja de los Lakers.

Tantos fantasmas observando por la rendija, el ojo obsceno de la cerradura. En la pantalla gigante
retransmitiéndose el evento a un número indeterminado de hogares en malas condiciones de habitabilidad, abonados
a la pobreza energética, éticamente horizontales, es decir, sin horizonte vital.

Jordan terminaba ahogando un grito y el mundo respetaba su desfase
notable. Se acercaban a ella los desposeídos, tullidos, enfermos del corazón y la sangre,
aturdidos por la política sanitaria, esa apoteosis del azar,
con sus listas modélicas abultadas de enfermedades sin cobertura, sus tarifas hospitalarias de cinco estrellas
y sus menús de régimen inflados como hipótesis. Niños adulterados incapaces de apartar la vista de los anuncios
luminosos. Personas sin problemas de conciencia.

La distracción del parque era una obra semiautomática: tragedia en diversos actos
interpretada por androides de esmerada figura y animales confiados con alto coeficiente intelectual.
Trataba del Amor en un espacio restringido, amor aminorado, cuadriculado,
sometido a una comprensión atroz. Amor escayolado, con la mecánica cuántica pisándole los talones
a través de varias dimensiones sin tamaño aparente.

Las chicas la llamaban, ¡Jordan! Y ella aparecía con su varita mágica que en realidad
era un revólver cargado de razones. Ayudar, Amar, descongelar miseria envasada al vacío e imaginar rodajas de merluza.
Ayunar cada tres días, luego cada dos: el breve simulacro de la libertad. Clases
de economía, clases sociales, esa clase de conocimiento. La música dejándose caer
como una pelota de golf y lo siguiente: nubes lisas a plomo sobre el alma como en el día de la independencia.




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