sábado, 13 de marzo de 2021

A=(B+b)/2.h

 

Se nos va la vida por orden
alfabético:
 
                           amigos
                           amor
 
El aire transporta consignas, a menudo, un silencio
amenazante.
 
Fuimos a la presentación del poemario y en el turno de preguntas
interrogamos al autor sobre el área del trapecio: también nos interesaba eso.
 
Incluso se nos fue la vida en un suspiro
entrópico, acalorado. Nuestra formación quedó disuelta, quedó impedida, quedó pegada en el pupitre del primer
curso como un chicle de fresa: al final solo hacíamos gimnasia, salíamos
al patio a pegarnos religiosamente.
 
Nos cazaban como conejos; íbamos por ahí con las orejas bajas como un pastor alemán
ful. El aire trasladaba artilugios víricos, se nos iba el tiempo
protegiéndonos, considerando. Que la vida depende de algunos extremos como el grosor de la piel,
el color de la piel.
 
Conservamos los amigos del colegio, la misma
errática exhibición de sentimientos arcaicos, el mismo control+z que aprendimos
justo antes de las vacaciones de verano.
 
Cuidamos del hip-hop, que nos abraza, suena a ráfagas. Tenemos a la ciudad
cogida por los pelos del sobaco, el barrio explota su geografía, la casa grande y la casa abandonada,
los muros y los postes, los árboles caídos, esa amplitud bestial de la Avenida,
infranqueable.
 
Sin aliento, esta muerte es realmente
inespecífica. Uno va al funeral de su abuelo, como Violet Rue,
y se queda sin postre y sin el dichoso trauma de la comunión.



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