sábado, 20 de marzo de 2021

la vida que zozobra

 

Ángeles sin Paraíso. Aquí en la Tierra
(allí en la Tierra). Sandalias rotas y el camino enronquecido, rayado,
fúnebre sendero del jazz. Oh, es la Luna la única luz, el único nudo suelto
de la noche.
 
Aprendemos un nombre pequeño, un sacrificio apenas, el montículo al pie del gran cañón,
físico apenas. Atendemos
a su nombre desde nuestro gallinero modernista. La escena: Maquiavelo
torturando a los niños. Ríos de cerveza.
 
Su misión es reiniciar, reconcentrarse –Mundo asesino en serie. Target: protagonizar una serie
sobre el Mundo protagonizada por un Ser Infinito. Homúnculo. Una actuación sin ego, fascinante.
Periodistas cubriendo la noticia, diluvios de prosa unificada.
 
Estábamos leyendo algunos libros
comunes, tampoco comunistas, de esos que te llevan de viaje
contra todo pronóstico; ya hacíamos las maletas con destino a la ignorancia, destino a lo reconocido.
La cláusula primera, la parada en tierra de nadie (aquí en la tierra). Nuestro
silencio podría repetirse en cualquier andén
desguarnecido, en cualquier región interminable donde una fiesta
prosiguiera después de su acabose, un baile intercediese por la Primavera.
 
Ah, mas tampoco su espíritu comparecerá
tan joven, ni su carne exultante, ni su clase. La extraña, la excelsa, la insufrible
forma de su aliento, de su presencia
anónima y sutil, dulce como un panal de abejas cantarinas, ella, pájaro fuerte, alma que sobrevuela
la historia del olvido.
 
Héroes de la materia, fuera de tanta vida rebosante, tensos
y febriles, los últimos para la gloria, aquí en la sombra que nos sustituye.


'The Writer', Cedric Smith

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