domingo, 13 de junio de 2010

un líquido imposible

Yo vengo a ser un líquido imposible, un cáliz de mi sangre,
un lavadero en el que abreva el monstruo de los días perdidos,
testigo de una diáspora de genios que fueron hombres francos,
hombres que mantenían controlada a su bestia famélica
y soportaban la común discordia con espíritu ajeno.

Tengo una discreción en cada ceja y no fabrico estatuas
de dioses acabados, ni de héroes con ganas de vivir;
me apoyo en la cancela de la puerta y observo la desgracia
de las nuevas familias enlutadas, su lodazal angosto,
la curva descendente de sus aires de grandeza corrupta.

El vicio me libera, me transcurre, se apodera de mí
con garras ominosas, uñas largas, dientes de leche agria,
me tiene descarriado entre algodones, me canta sus injustos
abucheos, me irrita con el cuento de la felicidad.

Llevo la faz del mundo en los bolsillos y la facha solemne
del concepto grabada en la mollera. Me desconozco un poco
entre las muchas personalidades que adopta mi sentido.
Unto mis rebanadas temporales en el aceite hirviendo
que bulle en las entrañas de los báratros que señalan mi rumbo
y me dejo caer en la mitad del cielo bondadoso
con la descongestión en la mirada que busca el infinito.

Yo vengo a ser un padre, un padre nuestro, un seminario ausente
precipitado a la salud del pueblo, otro poeta muerto,
otro poeta, al cabo y a la postre, otra resurrección,
Lázaro congelado en las hogueras de la cruz y el martillo,
ángel acentuado en cada sílaba, sombra que sabe a cuerpo
y alumbra un espejismo natural de levedad pictórica.

Llevo los números de la vergüenza soldados en la frente,
y los tengo en la punta de la lengua de fuego que me abrasa;
me vuelvo a dividir en mil secretos, en mil constelaciones
absueltas del pecado transparente que funda la memoria.

El vicio me acorrala en un oscuro ángulo de silencio,
trámite que me aguarda consternado, pero me alcanza sólido,
con la potencia nuclear del viento que agita los océanos
y la seguridad acartonada del francotirador.

Quiero un nombre ligero para dárselo a mis hijos hambrientos,
un nombre triste que comience en verso y lentamente vaya
descendiendo a la prosa, despojándose de sus antepasados,
un nombre en pleno rostro, con narices, y con los ojos verdes
dando a luz un futuro perseguido por daños y propósitos.

Tengo que decidirme entre dos almas, andrajosas y dulces,
y no le encuentro sorna al desenlace que propone la fiebre,
encuentro sordidez, remordimiento, palabras a traición,
calientes como rosas inefables, y vértigo instaurado,
un pandemónium de pequeñas fosas donde yacer infame,
inerte, tierra adentro, hecho un payaso deprimido y horrible.

Pues vengo a ser la voz de la experiencia, y acudo a los entierros
vestido de donjuán peripatético (un cáliz de mi sangre,
una copa de nieve inalterada, recién desprevenida).
Y acudo a las radiantes comuniones con el traje raído
y los zapatos huérfanos de estilo, los calcetines rotos,
las mandíbulas tensas, semejantes a cepos clandestinos,
la mancha de sudor bajo la axila creciendo hasta la náusea,
produciendo un hedor insospechado que fulmina pretextos,
y un sombrero invisible, encasquetado a la salud del vulgo,
que puede parecer algo de pelo o un bombín demodé,
según se mire al hombre o al poema, según y cómo sean
de culpables los ojos que lo miran de sus propios defectos.

2 comentarios:

  1. Un collage de versos brillantes que hunden su espada en el torax del ímpetu poético.

    "Quiero un nombre ligero para dárselo a mis hijos hambrientos,
    un nombre triste que comience en verso y lentamente vaya
    descendiendo a la prosa, despojándose de sus antepasados,
    un nombre en pleno rostro, con narices, y con los ojos verdes
    dando a luz un futuro perseguido por daños y propósitos."


    Perpleja ante la verdad duradera de esta estrofa no dejo de aplaudir!!!

    "Tengo que decidirme entre dos almas, andrajosas y dulces,
    y no le encuentro sorna al desenlace que propone la fiebre,"

    Esta dualidad ancestral plasmada con audacia exalta los riesgos poéticos.

    Te sigo, querido poeta!!!

    Hallie

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  2. Muchas gracias por el comentario, Hallie. En este poema empleé un verso largo que es suma de un endecasílabo y un heptasílabo con cesura imaginaria entre ambos que interrumpe la sinalefa. Me gusta el ritmo que se consigue con estos versos, que utilicé también en el poema que dedico a Obama.

    Gracias again y besos.

    Esteban

    ResponderEliminar

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