sábado, 21 de enero de 2012

rama es

Oh, está en la peluquería,
y las chicas como ella se hacen la manicura.
Los tipos con suerte la ven a través de los cristales y se paran un momento,
los demás pasan por ahí cuando ya se ha ido,
cuando ha doblado la esquina sin aflojar su paso arrollador.

Ella no es como las chicas que se hacen la manicura. No se la hace.
Sus manos son espíritus del agua, ágiles, invertebradas,
sus dedos se derraman en fundas de marfil.
Hay una cualidad de ser redondas en sus manos pequeñas o más fuertes,
hay un experimento en los espejos que reflejan tamaña ondulación.

Los chicos de la suerte están de suerte si se cruza con ellos por la calle,
porque ¡albricias!-frambuesa-lirios viéndola
dirigirse al azar hacia su casa.

No está en la peluquería.

Un cuerpo se produce al fin del parque, donde la senda se corta
y los árboles llaman a sus hijos.
No es ella la que pasa debiendo una sonrisa,
elevando montañas airosas a los cielos.

En el barrio la ven que no es del barrio
y a veces la confunden con las otras que juegan a comerse el mundo.

Rama es una flor alimentada de cerezas.
Con las manos cruzadas al estupor de sus congéneres,
es una buena chica cuando sale vestida para tener razón.


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