miércoles, 15 de octubre de 2014

alma por amor al arte


A veces siente una mirada al sur, una esperanza al sur, un todo que se mueve entre mil voces
y ocupa una región diseminada. Los árboles preguntan por la lluvia y está al caer como una religión,
el maná que salpica las manos de púrpura que es sangre, mancha las manos de supersticiones. La política
está para quedarse. Ella tiene razón porque sabe lo que cuesta al peso una palabra, no desconoce el valor de las sombras.
Sus manos han requerido la felicidad, han saboreado el éxito. Ella ha bailado entre gigantes,
ha echado abajo el templo sin pararse a pensar, ha traducido la voz de la Sibila entre cien voces diferentes.

La canción duele, pincha cada letra y sale una gota de sangre, la piel se motea de rojo y no es carmín, es algo más
que está para quedarse. Una multitud ondea banderas, dibuja pancartas con trazo calcinante, anima la contienda.
La canción surfea dentro del disco, se eleva, desciende al nivel del underground, donde esperan los chicos
con los bolsillos rotos. El humo no sale del palacio, qué más da. El palacio ha sido derribado, se ha evaporado pronto
detrás de las máquinas demoledoras, los puños de una enfurecida grieta social.

Cuanto más al sur, la miseria se afianza, despliega sus raíces, sus contactos con el sudor, la fatiga de la falta de trabajo.
La basura se enseñorea de las situaciones locales y es un universo alternativo plagado de estrellas del brasero,
infames planetas a medias desprendiéndose de sus rocas y sus meteoritos, sus ácidos, su liquidez hipotecaria.
Está el niño que sale fumando de casa, tal vez, para no volver. Ella sabe encontrar el camino
al hogar porque ¡se ha perdido tanto! Sus miguitas de pan están aquí, bajo los versos que redoblan su linaje,
silban ausencia, ¡ah!, pero liberan de la angustia, rebajan la tensión al fin y al cabo.

El francés es un idioma difícil, fácil para amar. Que no se entiende. O se entiende l'amour que es un tesoro
en cualquier parte. La palabra debuta con su flow y ya está repitiéndose ese movimiento frenético, explicativo,
dándose la razón. Ya está exponiendo una tregua a su modo pacífico. La paz tiene talento
para quebrarse, es preciso acordonarla bien, protegerla del orden. El amor es mejor no pronunciarlo en vano,
hablar solo de él cuando no está en el aire con sus sílabas plúmbeas, su fonética exterminadora,
o cuando se aligera en alas de una verdad inconfesable.

Pero ella canta y su nombre es coreado, se puede escribir (se puede besar).
Besar un nombre significa tenerlo entre los labios. Este nombre simboliza un corazón que late en órbita por el mundo,
significa un beso en cada letra, un verso por si acaso se despierta y tiene sed. A veces su mirada
desemboca en una literatura extraña que busca la emoción entre borrones de aliento, que no se entiende,
ni vale lo que cuesta un segundo de su precioso silencio.




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