sábado, 17 de febrero de 2018

panorámica ideal


Había una rendija,
y por allí se atisbaba la maravilla horizontal de la espesura y el río, de la sagrada laguna y sus malformaciones.
Forma; siquiera un mal descuido de la forma y todo se empecina, renquea. El paraíso
saturado de otredad narrativa, un hilo musical al límite de la costura,
esta endeblez intelectual que tanto disgusta a los poetas.

El parque a todo tren. La desnudez de la Princesa,
su inmediata silueta recortándose contra el dúo de la luz. Había una sombra, y por allí
descansaba el silencio, la soledad se alejaba del crimen.

Allí, el poeta que tanto disgustaba a los poetas sobrecogía al diablo con sus rimas
felices, sus mentiras (cerca de un ataque de repentina cordura), su querida verdad vista desde lejos,
desde la torva perspectiva del pasado.

La poesía no entraña otra servidumbre que la propia del genio, no es un escaparate
mental; oh, es tan estéril el esfuerzo, la pobreza, en estos términos, no debería producir ninguna compasión; digamos
que el aire es una escalera mecánica, y no parece demasiado decir, digamos que existe un zodiaco
imponente que ha sido ideado fuera del mundo, ignorado por el mundo. La selva
dobla en edad a la arena dorada del desierto. Su nombre:
Destiny observa la minucia estética derramada a salvo de la misericordia, un desagüe de lágrimas (otra exageración);
Destiny forjada en la exageración y la noticia, la carne fresca de su cuerpo etéreo, su manifiesta
feminidad, en tal sentido andrógino del arte.

No hay poema. Ni místico, ni erótico, ni bárbaro, ni denso. Típica cortedad de miras de los meros traductores,
santos que escriben poemas en inglés. Aquellos que escriben el poema de su padre, el de su madre,
el poema del hijo que se arrastra por los callejones, de la niña
curiosa que nunca lo fue, reos de aquella belleza insuficiente que el amor proclamase al abrigo de una vaga esperanza.

La crítica ha entrado en fase REM, trae su información general al mediodía, habla a media voz
desde el inhóspito futuro, retransmite un clima raro. Las chicas han hallado un espejo que las identifica
como un detective de homicidios; sabed que el ángel domina el vallado remoto de la infancia,
es el converso por antonomasia y guía su rebaño de almas como un pastor sin lira.
Su mirada es un relámpago en el lienzo afilado de la noche.




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