lunes, 24 de diciembre de 2012

entre la espuma verde


Por inacción del alma, equivoqué tu boca,
y erré también la mía por mediación del rayo;
a veces, todo el cielo se equivoca,
toda la luz comete el mismo fallo.

A veces, los caminos se tornan inseguros,
no conducen a Roma ni en Roma se terminan,
de pronto, comparecen más oscuros,
súbitamente asaltan y asesinan.

La culpa es del espacio, que no sabe abrazarte,
del aire, que no puede rozarte ni envolverte
sin resultar herido en cualquier parte,
herido de misterio hasta la muerte.

De pronto, la figura del tiempo se eterniza
dinamitando el verbo que te procuro alto,
tiempo de dinamita y de ceniza
que esparce mi canción por el asfalto.

La culpa es de mi pluma, que te ha perdido el norte,
que te ha perdido el rastro entre la espuma verde,
que no te hace la corte,
que no te hace la corte y que te pierde.

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