sábado, 18 de agosto de 2018

como mueren las nubes...


Como mueren las nubes en el pico del águila
y se arrojan las alas contra el miedo perfecto,
la sensación de estar en otro mundo, sola
en el mundo infinito donde es dura la hierba
y comparten el tiempo las ciudades doradas
consumidas en llamas y los crudos silencios
apegados al campo y su frecuencia, donde
crecen cabañas grises, caballos sin esgrima,
árboles secos, nidos, gruesas empalizadas
extendidas en nombre de la libre conciencia.
Como todo se muere en un salto de aguja,
en un mismo sonido destinado al fracaso.
Cuando el arte es un sueño que se mide en hondura,
se mide en puras lágrimas y en esquirlas del alma,
y en hondas soledades hurtadas a la tierra,
y la voz permanece sobre todos los pueblos,
sobre todas las manos y todas las plegarias.

Es un mundo perfecto, es el tamaño exacto
de la sangre que corre, el sólido latido
que no se apaga nunca, trompeta, cielo, piano,
haz de luz derramada como si fuera luz,
voz que viene tallada en un tallo de voz,
lengua de fuego arisca, lóbrega nuez del aire,
senda por la que fueran a coronarse imperios,
ángeles estelares, jóvenes mitos hechos
a imagen del deseo y la desesperanza.

Como mueren la nubes en el pico del águila,
con el mismo contraste y el mismo contratiempo,
y la misma viveza del pájaro enjaulado;
como el tiempo desnuda la apariencia del tiempo
y la tierra concede, con violencia, el descanso
completo y la fortuna de no volver, el éxito
probable del olvido, la frescura del vértigo.

Nadie abrirá esa puerta clavada en el espacio,
partida en el umbral deshecho del futuro;
¿quién vendrá a contemplar la levedad del polvo,
su longitud airosa o su temperatura?
Hay un abismo, existe un vacío constante,
pero siempre en un grito, un concierto de sombra
a la sombra del aria que concita la orquesta
y los perros airean con su fiel movimiento;
hay un eco inocente que también sobrevive
en la línea maestra y el declive culpable,
en tantos corazones y tantas inventivas,
en el vuelo más simple y la nieve más cierta
como un ave gloriosa o una verdad sin tacha.


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