martes, 7 de abril de 2020

amor


El Amor te ha llevado a su terreno:
entre nubes de sangre, miedo y polvo,
un silencio romántico y obsceno
y una voz que repite ego te absolvo.

Entre nubes de sangre, el Mundo vibra
con el Amor en medio de la nada.
De amar y de morir nadie se libra,
la vida es una muerte enamorada.

La muerte es una sombra y es un rayo,
es el espejo roto del destino;
morirse es rebrotar un mes de mayo
con las rosas que vienen de camino.

Morirse es reventar la Primavera,
montar en tren, subirse a los aviones,
viajar y no saber lo que te espera,
y solo ver pasar las estaciones.

Amar es otra forma de estar solo,
es otra dimensión de estar ausente,
ser herido en el alma por Apolo
(que hiere desde lejos mortalmente).

El Amor te ha besado en tanta boca,
con tantos labios apuntando al cielo,
que ya tu mano helada el cielo toca
y ya besa tu boca alzando el vuelo.

La muerte te libera y te construye
una casa en el árbol del ahorcado.
Morir es aceptar que el tiempo fluye
hacia la inmensidad de tu pasado.

Tú preferiste amar, y preferiste
el Amor a la sangre y a la vida,
e inventaste una vida que aún existe
y un amor inmortal que nadie olvida.

Amar es como estar y no estar vivo,
como sentir el beso de la altura,
es como renacer, hijo nativo
del claro día y de la noche oscura.

El Amor es el tren que nunca llega,
el camino más largo hacia la fama,
es la venda que cura, pero ciega.
Te rompe el corazón, pero te ama.


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