miércoles, 8 de diciembre de 2021

más allá

 

Una gota de belleza contra la entropía
legal. De la naturaleza surge el caos con todo su verdor
irrespirable, su realismo esdrújulo (por no decir). Oh, un acorde poético sobre el piano del tiempo
importa más que toda la noche estrellada.
 
El trazo abstracto del pintor, una galaxia de Pollock, el mal
policía de Basquiat ofrecen su aportación
extraordinaria al equilibrio, más que todos los atardeceres observados en conjunto
desde un balcón griego: resulta que la urna
vale más que el Sol.
 
Decimos esto. El Ángel toma nota, apunta incluso
los latidos de nuestro corazón, registra el fragor de la mirada, la tradición de los dedos de las manos,
la inmensa frecuencia de la respiración de todas las rosas.
 
Agarraos al poema, es vuestra tabla de salvación; lo traemos
dentro, lo llevamos con la correa como al perro, lo salteamos como si fuera un guiso
pascual, nos acompaña al dentista, nos coge la mano
en el jergón del torturador, en comisaría. Vigila nuestra tensión camino de Ekaterimburgo
y más allá.
 
Gritad. El Arte es capaz. Invade de resistencia
los salones de la realeza; el día que se muera no habrá pasado nada. Nadie
acudirá al entierro, ni las campanas doblarán emocionantes. Será que el Arte siempre
es cosa de un pasado impredecible, de otro lugar, que está en el mundo
en vez de en nuestra casa.



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