domingo, 27 de mayo de 2018

Destiny no


¿Dónde está el mar?:

x


     en el verso menos pensado                           
     en la aguja de la catedral                   
     en el desánimo                  

Interior, pero rozando; la sal forma montones personalizados de sal. Hay profetas
políglotas que adornan su mecánica con frases dulces sacadas de la publicidad. Dulces andamios
de vino y chocolate blanco; la sal sigue siendo, pero no es dulce. Entonces, una composición de agua atiborrada de agua,
húmeda en exceso, líder en su franja de humedad reconcentrada, líquida como una rosa.

Para ser un bravo Serafín no parece que posea el conocimiento
espontáneo imprescindible, la capacidad filarmónica, el despejado rostro de la gente guapa, esa obscenidad de los metales
perfectos y entrañables. Destiny es, más que nada, un pedazo de pan, o es un motor
romántico quizás impulsado a base de baladas y bases químicas, drogas de un solo uso, poemas a gogó.

A base de paladas, tierra sobre tierra, alpes moleculares, montañas como una gran terraza
marciana de 21 kilómetros de altura sobre el nivel del (___)… Su peso de vuelo es exactamente de 21 gramos,
lo que pesa una pluma solar, un plexo solar, cada partícula soñada.

Quién te ha visto, océano, saturado de olas, látigo de siete colas, hecho para volar. La palabra
escu(L)pida, la chica que la escupe, el aire que disimula el contacto, la hierba que recibe el impacto. El Acto
en sí.
             Venid, profetas –dijo D. Organizad el viaje de vuestras vidas; el cielo –se dijo–
             es una agencia de viajes; y, de todas partes, llegaron oportunistas con un secreto en la punta de la lengua,
             un verso bizantino, multitudes opuestas a las multitudes, y comenzaron a verse rodeados
             por una larga lista de demonios locales, parte de un decorado lunar.

En el Parque no conocíamos aquello, nosotras no conocíamos el Mar, era una tranquilidad no conocer tal Mar,
tal sinuosa monstruosidad enorme y tan profunda. Dignas declaraciones. El punto de vista de alguien
diferente, alguien que no ha escrito un poema.
Pues todo el mundo escribe poemas a la luz de las antorchas,
según se levanta de la cama y recuerda;
como un recordatorio.

Destiny NO. El problema es la necesidad (o la demasía consonántica). Cuando se buscan exponentes, líderes
arlequinados, híbridos de expresión moderna y ancestral sabiduría, se acaban encontrando tipos que comen gofres y saludan
llevándose una mano a la sien.
             Aunque la época no permita el gasto,
y el mar cobre su fama entre esperanzas muertas y castillos de arena.



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