jueves, 19 de julio de 2018

ilegal


Pues el mal ha sido reducido a su escala fortuita. Jordan asciende en la nómina de la teocracia, su fiscalidad
anónima, su andamiaje local. Ángeles patrullan, reservan, talan la espesura, confieren el poder a los elegidos. Un Ángel
ha transcrito el poema, en realidad ha confiscado su canción de cuna a una madre sin escrúpulos, ha detenido el tiempo
en el parque infantil para que pasase el miedo con su cohorte de santos y su planta de mártires indemnes.

Las chicas huyen del museo por las anchas arterias ciudadanas, corren y cortan el aire en pantallas del último juego
natural; el humo escapa en oleadas fibrosas por la nariz de las estatuas, por el oído que ponen las ventanas, la boca
floreada de los balcones que (nunca) dieron al mar. En medio de la plaza, Destiny ejecuta un poema de precisión, un baile
apretado con la sonrisa del viento, la nomenclatura imitativa del espejo. Oh, se mira en la montaña y siente
un alma tirando hacia afuera, tirando de sí.

Árboles huecos y en cada hueco la estatura de Alicia, el agujero tentador, la broma. En cada oquedad, al alcance de la mano,
el poema, difamatorio, oscuro, sombra de lo que habrá de ser. Como un catálogo solemne, un santoral de agravios,
memoria viva de aquella música feliz, aquel verano feliz color desierto, escarlata y hojalata feliz, aquel espacio neumático
sobrio como un hombre con una botella, libre como el pronóstico del arte.

Ver el aire es su condición, su condena; solamente el aire, esa pureza, el brillo inobtenible, la seda de su nombre;
cuánta transparencia. Destiny escucha lo que ocurre al otro lado del verbo (y en la habitación enorme desgajada del libro tacha
el punto final). En el Parque la posesión de una obra completa está penada por la ley. Hay restauradores, artistas que te abordan
por la calle; en cualquier camino decrece una puesta de largo de la historia, puede desalojarte un vendaval. Episodios
que acontecen sin duda con la peor de las intenciones de la creación, con esa literalidad amorfa que despliegan los sanos
traficantes de la industria cosmológica
                                                                   (e. g., la construcción de una esfera Dyson en las catacumbas de la galaxia).

Donde hubiera un Ángel, una persona hay (sin alma) preparada para la sugestión y la doctrina. Jordan dispara
a dar a las palabras, no falla un solo tiro y el poema revienta entre suspiros y correcciones humildes, hordas de buena
factura, conexiones lívidas con otros horizontes, otros mundos detrás de la verdad, al borde de un futuro incandescente;
la guerra ha comenzado y Destiny bloquea los accesos a su corazón, un millón de sueños
aterrizan entonces dos metros bajo la tierra suelta de su gloria, sobre la hierba que protege su espantoso silencio.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores