domingo, 20 de octubre de 2019

destiny® en el escenario del rap


Una maniobra tradicional bajo la música del siglo veintiuno,
Lava La Rue, tal que. Con buena Letra, buen esparadrapo; la justicia llega tarde
al escenario del crimen, los versos llegan tarde al centenario,
jóvenes todavía
e inciertos, delegados de una rabia en trámite de extradición.

La botadura del barco es la botadura del verso, y ya se va
cableando dignamente. La maestra dice: no lo entiendo; pero esto no es una oposición del estado,
no hay exámenes parciales, o vales
o te esfumas.

Si ves un prado extenso, de una infinitud marciana (pero verde) y escuchas el traqueteo
infame, la dispersión y el sonido maquiavélico del aire succionado,
alanceado por un millar de ondas vigorosas. Entras en clase
y los alumnos salen en tropel
recitando una maraña de inseguridades.

Si el tren se aleja manejando el tiempo
con impericia y el humo compadrea con la naturaleza del vértigo, es que necesitas un ángel,
alguien, una moneda, un vaso de ginebra, un beat robado en radio nacional.

Paisaje y premonición, gente rasta dirimiendo sus cuitas entre humaredas de espuma
contagiosa, patios rectangulares por donde
pasear con las manos a la espalda, armado de planes
románticos o al mando de una convención literaria: cualquier sueño que no haya sucedido de verdad.

Transitar un rápido de nubes
con alas prestadas, alas de combate, rodeado de drones victoriosos y ángeles
sin pasaporte. La tierra se va por el sumidero de la tierra; si ves a Destiny®, se confundió de piso
(era un cuarto sin ascensor); iba escuchando al genio de portada,
iba con las dos manos llenas de canciones y el mar se curvaba
frente a su corazón tan lleno, y el mar anclaba su corazón
tan puro a las estrellas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores