viernes, 11 de octubre de 2019

deudas de luz


A punto del trance, el arte es una providencia de apremio:
unos pagan al contado, a otros les embargan hasta los muebles de la casa vacía. En el aire está
esa música difícil, la melodía escasa. Sin la ayuda del Ángel
es complicado llegar, las palabras amortiguan su manera, los bálsamos no riman, los pedazos
rotos del alma no componen un mensaje probable, no cooperan;
es difícil, complejo como una ecuación interrogante, la música dificulta la raspadura del verso, el paso
honroso hacia la melancolía
y el hogar.

El barrio se comprime de noche, bulle de sombra, se arrodilla
delante del neón. Las chicas llevan una cuerda para amarrarse y no desaparecer de pronto,
suben el volumen de la farsa. Lo suyo es una carnicería
de relojes de arena, un batacazo de colores puros.
Es el unobtainium, el pálido tesoro, el destino vestido del revés,
desnudo a las tres de la mañana del sábado; (pues) sus manos paladean un radio de sangre,
sus ojos viven, protestan por la escalera del Bowery, digieren la longitud variable de la buhardilla original,
su bajo techo inmóvil, el cauto tragaluz adormecido.

La luz ha practicado su arrullo, ha desnortado la conciencia
cósmica de la pandilla. Destiny fuma apoyada en el capó, retorna a la niñez de su futuro
andrógino, sentada en el blanco pupitre de la escuela, en la primera fila del jéder,
escondiéndose del cielo, de una voz y una regla. Sus ojos centellean un ciclón de auroras inservibles,
todo un lujo de velas saturnales. Son sus cosméticos y su carmín tan verde,
tan goloso como una madrugada en Philly, una escapada al desierto de Sonora. Luce
anillos de oro, collares de oro como Ama Lou. La luz es otro collar de oro en su mirada.

Es así. Las frases cortas molestan lo suyo, arrojan oscuridad,
pontifican, pero aquí está lo inobtenible, demasiado correcto, aprobado por los pelos, lírica
atrofiada, lírica contante, borrones superiores de un imborrable
proceder. Ella, que ha corregido el rosa de la rosa, ha desalentado el corazón del rey. Por el Parque
andan los chicos con sus buenos modales, al resto los ha despachado el KRIT. Hasta
Jordan ha bajado a la calle con zapatillas nuevas a ver el sol, solo por ver el sol,
solo por ver cómo reparte puñetazos por la espalda.




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