domingo, 15 de diciembre de 2019

sin estrés


Nosotros damos fe de actos normales, somos
normales como rayos de sol, tenemos nuestras costumbres automáticas,
nuestros malos modales, nuestra forma de sentarnos a la mesa.

Hoy, poesía a la hora de comer, para comer, sinceramente. Gente voladora a la hora de la siesta, coches
espaciales tripulados por personas especiales, libros conectados
a la red, cuadros despintados al estilo del Prado, sacados de algún sótano del Prado,
cultura desnatada y sin estrés.

Hoy la realidad entra en bucle,
y es normal. Se suceden los promedios, la belleza se esconde, la oscuridad
promete. Hay un bosque de hierba colorada, el humo asciende hasta la noche,
duerme con los brazos destapados, una pierna fuera,
un ojo abierto.

El poema de hoy es protestante,
pasable, tiene fe en el milagro que vendrá, está escrito en el cielo
como si fuera un cuerpo, va por el agua, escrito en la humedad y el vértigo, en el cuidado viento de los nichos,
es un submarino aterrador.

Somos notarios de la estalagmita, del universo
frío y consecuente, notamos la sombra que rebota en el sueño, repercute
en la fertilidad de la tierra; y el poema nos vence,
enemigo del alma.



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