O la distancia. No la distancia sideral, astral y cósmica,
ni la distancia atómica que impide los contactos, sino una distancia como la
del recorrido de una mano que se mueve y golpea, una distancia represiva, equitativa.
La nuestra: una distancia de seguridad.
En esta longitud que nos gobierna radica nuestro núcleo,
en esa longitud que establecemos se encuentra nuestra fuerza, nuestro único
valor. Solicitamos distancia, imploramos grados de separación. Subimos a la
montaña y reclamamos todo el territorio que abarca nuestra mirada, míseros
colonos. Queremos lo más cerca allende el horizonte, al otro lado del mar,
fuera de órbita y fuera de los cúmulos en torno a cuyo eje gravita el
firmamento, a miles de millones de años luz, allí donde el tiempo no tiene
razón de ser.
¡Ah!, pero no es
la distancia crítica que esconde lo visible, no es la distancia interestelar y
tan modesta, no es el vacío inocente que separa los mundos y sus responsables
giros, es la distancia literal, abrasiva, crujiente, movediza, es la distancia
que golpea con la mano abierta, la distancia que nos lleva de la mano y, de
repente, nos arrastra por el suelo y nos tira del pelo y, de repente, está ahí,
tan cerca de nosotros que notamos su aliento y nos abruma su rancio perfume y
su carmín nos repugna. Y más.
¡Es la distancia! Pues la distancia es peso y besa en el
vacío, besa en el espacio que ya no es ocupado por el cuerpo: sobre ese agente
libre, deposita su ósculo imprudente, inclemente y brutal. La distancia, que no
tiene tamaño, es el eco de un grito, es un discurso en todas direcciones.
Buenos días. He dejado pasar algo de tiempo por si seguías la serie "Los atributos de mi exilio". No tengo nada que decir sobre el contenido: son tus sentidos pensamientos. Disfruto con el lirismo de la expresión. Me he tomado la libertad de enlazar mi blog con el tuyo.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Muchísimas gracias por pasar. Un comentario en el blog para mí significa un verdadero acontecimiento social... Así que me pongo mis mejores galas y saco el moscatel y las pastas para agasajarte como es debido. Bueno, disculpa la broma. Me siento honrado de que hayas decidido enlazar mi blog al tuyo y celebro que esta pequeña serie de poemas en prosa te haya parecido interesante. Espero no defraudarte demasiado si sigues leyendo de vez en cuando mis historias.
EliminarUn abrazo y gracias de nuevo.