miércoles, 12 de septiembre de 2012

ella es el parque


Ella nunca quiso ser dios.
Fueron las circunstancias de sus párpados
las que le dieron esa omnipresencia en todos los cristales.

No es una chica de calendario,
ni tiene por qué bailar en cualquier fiesta
(ni tiene por qué leer la Trilogía de Deptford ).

Es una mujer y también la mujer.
Si te mira a los ojos es la única
Si te besa es la sangre de tus venas.

Ejecuta misiones de color rojo
y es adicta a la moda que percibe en las calles
(o es una creadora de sí misma).

Sílabas de encaje brotan de sus labios pintados al aire,
escapan por las comisuras de sus labios con un escalofrío de silencio.

No es un dios al que se pueda rogar,
no sustituye a dios en las noches prodigiosas
ni acecha por lo alto avizorando el odio de la humanidad.

Ella es el parque. Los sauces la conocen de algunas ocasiones memorables.
Porque no teme al viento agazapado en la senda
y se atreve a pasar de la tercera fuente.

Quería ser un ángel bondadoso en el tejado de la iglesia,
en la boca del metro y donde no hubiera árboles.

Nunca quiso volar.
Fue por ventura que extendió sus alas. 




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