lunes, 12 de abril de 2021

el aura

 

En el cielo florece el Sol, el aura
de tu liviano corazón florece
en la distancia entre tus ojos, Laura,
 
y la nostalgia que les pertenece;
tu nombre en el espacio que descansa,
y en el vacío que trabaja y crece,
 
entre la fiera rosa que se amansa
y el manso río que tu voz inunda
de tierra dulce y mar que no se cansa
 
aunque tu voz a pleno sol lo hunda
y tu silencio a gritos lo rescate;
este cielo metido en una funda,
 
puesto a la venta en un escaparate,
donde florecen nubes y contornos,
y la luz es un arma de combate,
 
donde la sombra bulle de altos hornos
y los Ángeles ganan en altura
pero ceden el aire y los adornos.
 
Los jilgueros que ciñen la espesura
silban tu nombre, Laura, alegremente
y su canto es la vida que fulgura
 
y nada como un pez contra corriente.
La vida es para ti, dura y entera,
tan cierta que no sabes cuándo miente
 
–es una mentirosa de primera–,
tan falsa que no sabes cuándo el beso
del tiempo para siempre la exonera.
 
En el cielo ya aguardan tu regreso,
embajadora de los Principados,
los que son como tú de carne y hueso
 
y los que son espíritus sagrados;
en la tierra, la noche que te ama
con todos sus luceros alineados,
 
capaz de ver tu rostro en cada llama
que puebla su horizonte de tormentas,
noche que sobre el mundo se derrama,
 
por la que va la Luna llena a tientas
y los pasos se pierden hasta el día;
¡qué luminosa oscuridad alientas,
Laura, desde tu amarga lejanía!


'Lake Sevan by Night', Georgii Bashindzhagian

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