martes, 25 de mayo de 2021

un árbol para cada uno de nosotros

 

Una colección de despedidas
ensordece el paisaje. La ciudad pretende un limbo de tristeza, se convierte en un trago
amargo. Por el cielo, los aviones atrasan el reloj, crean
ritmo, abonan la espesura.
 
Nubes vendrán, cuerpos
remotos; veréis pasar la vida como un animal salvaje que cruza la carretera. Habrá un tren para cada
uno de nosotros. Hay un árbol para cada uno de nosotros, un metro
cuadrado de hierba a la intemperie, un metro cúbico de aire amortajado,
una eternidad.
 
La soledad alumbra como una estrella vigorosa, desmenuza los patios, tropieza
dos veces en el mismo recuerdo; ésta mira al norte y olvida,
siente el frío ecuánime y virtuoso, la sed de las miradas.
 
Angel rules. En la ciudad
existe un Paraíso donde el trigo perfuma las mañanas y los pájaros
silban ungidos de pureza, un azul
intermitente. Luego, alguien señala el camino del faro, el mar aparece entre las rocas como un recibimiento,
una farsa gigante.
 
Entre todos los ríos no hacen una lágrima de dios ―dijo Destiny®. Seguimos
viendo pasar el tiempo detrás de nuestros ojos, el mundo se aviene a sonreírnos, las hojas
parpadean y caen. Pero todos los ríos son el mismo
que rueda por la pendiente del vacío,
se incorpora a la noche
y se despide.


'Forest Composition Hanmer', Stephen Howard


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