lunes, 4 de octubre de 2021

mil pasos en la arena

 

No lo llames amor; si un remoto destello se adivina entre la maraña de ilusiones
devastadas, será un despojo de altura.
 
Ni lo nombres, aparenta muchos años, tantos como estrellas
apagadas, tantos como pasos en la arena.
 
Nadie debería hablar de amor con estas luces en fuga, en esta
intimidad de los balcones y los Ángeles, y los árboles
tendidos a ambos lados de la vida.
 
Hablar de amor es debutar en el escalofrío,
es una introducción al incendio, a la ambigüedad que reside en los espejos
y se extiende a través de segmentos ideales, se pierde y se prende de un hilo de locura; has de saber que el amor
considera sus versiones y se desvanece
sin musitar una sola palabra
(de amor).
 
Podría ser
una película maldita; aquí se elige una de dos realidades (en esta no hay
amor). Los dedos pulsan la geometría de la necesidad, hacen rombos en la playa bajo la claridad
anónima del porvenir.
 
Un abrazo diamante; en el escaparate
los maniquíes han tomado conciencia, han escenificado un aparte frugal, algo de sexo
impracticable: sus manos encantadas violaban la quietud
escéptica de la historia.
 
Hay una sola
forma de retar al destino, de convencer al monstruo que anida en los portales.
Será romanticismo, y se alzará un destello remoto entre dos cuerpos
separados por el soplo cercano de la eternidad.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores