Solo
tengo un poema que poner a la venta,
mas pretendo
obtener sustanciosos ingresos
de
los sordos dolores que mi carne se inventa
y
las serias fracturas que se inventan mis huesos.
Solo
tengo un poema, ¡mira cómo revienta!,
míralo
cómo estalla esparciendo mis sesos
por
la página en blanco (una errata de imprenta)
y
las más variopintas páginas de sucesos.
Es
un bello poema de factura impecable,
una
entrega plausible de metáfora fuerte
que
comparte fineza con las bromas macabras.
Si
lo lees en alto, si le dejas que hable,
con astuta
elocuencia tratará de ponerte
en
el punto de mira de tus propias palabras.
Me encanta tu ironia, Esteban, y como la pones al servicio de una depurada técnica y una inteligencia poética tenaz, uno solo puede concluir en que si la poesía no es comercial, el problema no es de la poesía, sino del comercio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Disculpa, amigo Ramón, la tardanza en responder a tu amable comentario, pero llevo una temporada algo preocupado por asuntos personales, de salud, y no estoy muy animado para participar, ni siquiera en mi propio espacio.
ResponderEliminarNo obstante, te agradezco mucho tu paso por el poema.
Para mí, es imposible cuadrar bien un soneto, siempre hay algún punto débil, siempre me encuentro algún escollo imposible de superar. En este caso se trata de los tercetos, con especial incidencia en el primero, cuyo último verso no es definitivo, o no es tan definitivo como debería ser. Por otra parte, alguna vez hay que darles carpetazo, a los sonetos, digo, hay que cerrarlos y que sea lo que dios quiera, como suele decirse. Últimamente se vuelve a poner de moda el asunto de la cultura como espectáculo, la denuncia de ese tipo de cultura que nos invade, en la que prima, tal vez lo superfluo sobre lo esencial. Una denuncia que viene a ser recurrente, hoy Vargas Llosa, hace treinta años Eduardo Subirats... Yo me quedo con Subirats, el filósofo, lo de Vargas me parece puro y simple oportunismo, y, sin embargo, es cierto que vamos hacia un mayor peso específico de las circunstancias extraculturales en el mundo propio de la cultura de siempre, hacia una especie de cultura híbrida, un monstruo de Frankenstein, eso sí vestido con ropa de diseño.
No quiero que se me pase el felicitarte por tu último soneto, que pude leer en el foro de Alaire, y que recibió, en mi opinión, una crítica impertinente de uno de esos poetas antiguos que pululan ahora por esos lares y cuyo solo nick ya le invalida para ejercer cualquier tipo de crítica convincente.
Un fuerte abrazo y gracias por el comentario.