lunes, 4 de junio de 2018

napoleón en ayunas


El amor es lo que pasa, no ocurre (por fin);
como morderse los labios, rama presa en el relámpago;                                    

                                                                                              y el verso todo lo permite,
todo lo exige,
exige un amor, oh labios rotos, ensangrentados, rotos, exige el arte que no existe, un arte
así. Fiarse del amor que rebota en los charcos como un rayo de luz,
rebobina su esencia. El poema
existe, exige a Lorca, a Keats
alguien de repuesto (Whitman no): Emily D. Exige un obrero Mohawk
encaramado a su andamio de oro, un libro.

Sobre todo, el amor. Mayúscula inoperante; Amor, soberano entendimiento, sentimiento cooperativo,
antropófago; quizás un proyecto nativo, cultural, el Parque y su andadura,
su vegetación rudimental, su patriotismo. Por la nación, el poema supura un vasto
sufrimiento, algo impensable en otro escenario menos invasivo, más
físico. La literatura es un Atila modesto, un Napoleón
en ayunas.

Amor muestra los labios rotos, exhibe esa rojez de extremaunción, ese encaje
sucinto. Entonces, el tiempo se recicla, reloj
que marca cien años sentado en el mismo banco del paseo, junto a la misma estación, el mismo amanecer
despedido del cielo. Prueba de que subsiste una simbología
torturada, el remanente celestial o las Termópilas de la relación amorosa. Tenéis a vuestra
sobria poeta East Coast con su jersey de cachemir, una losa sobre los hombros.

El amor todo lo exige, trama literatura. Reclama un verso con dos dedos de frente, dedos
acusadores y enyesados, requiere huesos múltiples, tendones desnudos y atrofiados, arterias desmañadas,
¡astrágalos desnudos! Es un paso de invierno.
Lo que no puede ser es un espacio __________ seguro en la maraña replicante,
vigente en la novelería, lo que no puede ser es un Parque sin alma:
un invierno sin ella, una Princesa sin diezmo, un trono sin poeta hecho un ovillo / indispuesto / troceado en palabras
sin orden / desenvuelto como un regalo la mañana de pascua.

En picado sobre todo el poema, sobre toda la historia,
rapaz sobre todas las prosas, sobre un reloj de marca, una piel. Esta es nuestra audiencia, la soledad no es digna,
el silencio es casi un verbo
que casi no se dice porque sabe romperse como un beso y no conoce
otra senda mejor que la verdad.


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