jueves, 19 de agosto de 2021

bitcoin

 

Realizaciones. Mundo que sucede
atravesado. Tiempo que es un cacharro de frontera (de un tiempo a esta parte). Las cosas
se cuantifican, cuentan como cuentas de un collar robado, como monedas
apócrifas.
 
En el Parque aparece un barrio apodado
Walthamstow donde las chicas jamaicanas arden sus trenzas
milenarias y el Sol se esconde. Las aceras
veranean y las nubes cobran una libra por pasar.
 
El Parque tiene espías en los bancos del parque. La música sortea vericuetos y barrancos de color
ceniza, un espacio gris adviento. Por ahí flotan las bandas
con sus señales de humo y su patrimonio inmaterial, su imaginería estilizada. En la pared
―burla/burlando― el poema se a(n)gosta, en la esquina se arruga un poco más, un día más murmura: sueña
que no estás triste, como si fuera la letra de una canción
protesta.
 
Aquí ha nacido el soul de dos piedras y una bicicleta, de dos calles hacia el sur. Se escucha
fuerte y general, abanicando el pasadizo de las hadas, sobre el madrinazgo de una guitarra constante.
 
Edificios en destrucción, estresadas las grandes
avenidas, proyectados los proyectos, inyectados en sangre los ojos
ciegos de luz dormida. Es un pájaro enorme que tapa la claridad con su aleteo
mortal. El mundo en orden y todo en orden,
solo una sombra detrás de cada cuerpo, solo un día detrás
de cada noche, un poema detrás de cada error.



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