sábado, 11 de septiembre de 2021

conciencia de (otra) clase

 

Chloë-Grace camina descalza con el peso a cuestas de una edad
indeterminada,
la carga turbulenta de la sangre; lejos de allí Alicia Donadio adivina un pensamiento
triste (como todos los pensamientos). Vaya coincidencia: ambas simpatizan con el Partido
Comunista. ¡Vampiros de otra clase!
Más lejos aún, Destiny®
asiste a una reunión de su célula de base (asistimos al desfallecimiento de las ideologías).
 
Hemos tenido una visión extraña (como todas las visiones); el Ángel toma la palabra pero su garganta
parece incapaz de emitir sonido alguno, ni siquiera su presencia es advertida
ni su belleza vitoreada por los compañeros de viaje: de fondo, la cortina
roja del Hotel Overlook.
 
Arrasamos con la idea, practicamos el socialismo en un solo raíl,
nuestro tren avanza imperturbable, coherente, disfruta de una claridad indiscernible pero
tan auténtica como unas gafas progresistas, como una serie de baldosas
infantiles.
 
Se nos va de los labios, arrastra la potencia de uno ―en contraposición. El poema te clava los colmillos
con puntería voraz, se alimenta de frustraciones y episodios pasajeros,
funciona como una máquina de Turing que acabase
escribiendo Carmilla con faltas de ortografía.
 
Chloë-Grace conoce a Destiny®, no es un encuentro fácil, se figuran
con intensidad y espiritismo; el choque produce una deconstrucción controlada, convincente del andamiaje
estructural revolucionario ―el marxismo-leninismo se revuelve en las estanterías.
Ambas toman conciencia remota de su torpe
y afanosa individualidad.


Le Cirque (Marc Chagall)

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