martes, 7 de septiembre de 2021

un negocio redondo

 

Pasamos por Kensington Ave.,
es nuestro senderismo; miramos al suelo porque una moneda
c
                a
                               e
―maybe―
nos agachamos con la imaginación.
 
El drama de la invisibilidad. Vivimos en una tienda de campaña. Vivimos en la calle,
sociedad y suciedad forman una curiosa entente, un entrecomillado egoísta. Siluetas
redondeadas, narcos de un solo uso. Es la venganza de América,
es la vergüenza de América.
 
Nada mejor que mirar al cielo con la sonrisa
encubierta: una operación arriesgada. La anestesia dura
exactamente 5 minutos, tiempo suficiente para encajar la exuberante
desgracia del anciano régimen.
 
Guerra y Paz, no, Amor y Guerra. En el pasado todo un futuro
por aclimatarse, toda una eternidad alrededor del fuego, dejándose mecer por el continuo
pataleo de la Historia.
 
En sus ojos está la revelación de un profundo
desarraigo (prohibido el paso); es el Amor que se recupera de sus heridas y susurra sus diferentes
lenguas adoptivas, su equidad
elemental.
 
Nosotros miramos al sol, encorvados apenas, sonreímos al unánime
fracaso. Atinamos a enfocar ese azul
interior que es el mar, que es el aire sumergido en la propia miseria de su acumulación; somos como pájaros
que se dejaran tocar
por el olvido.


Thanksgiving Day Parade (NYC 1987).© Burt Glinn/Magnum Photos

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