Paralelismo
(con
Hiroshima vestida de luto).
Ecos
de una radiografía general y no solicitada,
esqueletos
en pie de guerra, aun de gente pacífica y discreta
ignorante
del peso del acero o el retroceso de la pólvora.
Ruinas.
Ruinas y un viento corsario, ártico, reinante.
Eclipses
duraderos. Noticias a las tres de la mañana.
Frecuencia
modulada en blanco y negro.
Locura.
Hombres que pierden la cabeza y mujeres insanas,
críos
desatendidos que comienzan a saber lo que se hacen.
Juventud.
La fuerza de los músculos, la elasticidad de las extremidades,
la
falta de pudor, la desesperada ausencia de referentes.
la
negación estética que debilita puros ideales.
No
se escuchó el estallido; un petardo el día de año nuevo.
Fueron
muriendo a sorbos las poblaciones.
La
vida y la muerte estrecharon sus manos, se abrazaron con ansia.
El
dinero zarpó con rumbo ignoto
mientras
la muchedumbre histérica se arrojaba al mar helado.
Los
policías fueron los primeros asesinos en serie.
Los
cazadores se comieron a sus perros.
Ardieron
las banderas. Y las chispas saltaban como estrellas fugaces
arrojadas
al vertedero de la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario