Rabian
todos los gélidos infiernos,
pero,
en el barrio,
el
ángel ha comenzado el asedio como un loco.
Luce
fuego,
cables
que chisporrotean ruina.
Ladrones
que se escapan por caminos ajenos.
Ayer
que le robaron su varita mágica
mientras
resistía temperaturas extremas.
Los
chicos le cogieron por sorpresa,
le
dieron vueltas en el tiovivo.
Robar
no es un pecado aquí, es tradición,
libertad.
Aquí
se roba por naturaleza inhóspita,
por
tierra, mar y aire,
por
espíritu.
Se
enseña en otras aulas más espaciosas.
El
maestro se marca un rap potente
y
las chicas invierten las miradas en el flow,
aprenden
a diseñar su orgullo.
El
ángel pretendía evangelizar a los turistas
y se
dio de bruces con el tanque de la basca:
lo
rodearon,
lo
apuñalaron el costado en la miseria.
Y se
hizo fuego. Ahora luce fuego, cables
que
chisporrotean
ruina.
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