jueves, 13 de agosto de 2020

antropología ensimismada



En el cielo, antes de dejarse caer, Destiny® toma
clases de Antropología, es decir, puede reparar una locomotora o enunciar de diez maneras distintas
el Principio de Mediocridad.

Ahora es un poco tarde, como siempre. Los trenes, como siempre, son parte del pasado.
La vegetación se adueña, como el hielo, hay mil tonos de verde entrelazados;
sobre los tejados color teja, un verde teatral.

Clases de Poesía y Contradicción. Materia por materia, la poesía
ha dejado de ser un secreto, es tan tarde
que parece una sucesión de renglones raídos, diámetros inseparables, asignaciones
unipersonales anotadas escrupulosamente en las cartillas de racionamiento.

Inefabilidad y Subsistencia (avanzadas). Las peonzas y los átomos
mantienen el equilibrio, parecen descender del firmamento como pelotas de golf,
ruedan como la Vía Láctea, brillan en sí. Nota Bene: es importante conservar la perspectiva, imitar
la estocada del Arte, apuntarse un impasse creativo.


Cruces y cruces de carretera, caminos
vecinales cerrados al destino, atajos hacia el monte Calvario (sembrados
de cadáveres). La poesía ha dejado de centrarse en los cadáveres y ensalza lo suficiente, vive –tan vívida–
su buena vida, se deja creer.

Llegas tarde a cenar, Destiny®, llegas un minuto tarde y el tren
ha renacido con un crujir de huesos, un restallar de su carga anestesiada, ya se encuentra
lejos del mundo, ocupa un punto gris
ceniza en el futuro, mañana será verde corazón.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores