lunes, 21 de septiembre de 2020

objetos poéticos no identificados

 

¿Cómo voy a creer en dios si él no cree en mí?
(Destiny®)
 

Es la ciencia ficción de la literatura, un experimento anticrítico
hecho al buen tuntún. Más o menos en los albores del siglo veintitantos,
rebuscando en la basura espacial. Hacerse con un cristal líquido interesante, algo nítido
donde decir la verdad sin que rebote.
 
Decir la verdad es demasiado pesado, es de un pelma vitalicio,
extenuarse con los procesos propios del ser, humanizarse tanto, es una invitación al desaliento. Huyamos también
de las cargantes cuestiones de actualidad: imposible actualizarse;
descargarse una aplicación intuitiva e inservible es lo mínimo, es el mínimo
común eliminador.
 
Qué avanzados, nuestra avanzadilla, nuestra huída hacia
delante; We Are The Squad, tenemos un trato con Ilhan y Alexandria, un pacto a través
del espejo. El poema se rebela y adquiere tintes de protesta
revolucionaria, de tanteo pugilístico, un directo al pómulo de la reacción.
 
Se nos resbala entre los dedos, cae al suelo y se mancha de salsa
barbacoa, se pone perdido hasta los huesos: el verbo ya no significa, existe como probabilidad,
como espectáculo privado, como intentona y premonición. Sufrimos una hemorragia
de acentos, una miscelánea de olas veraniegas
duras como palabras fuera de contexto.
 
En el poema se consideran alternativas, interpretaciones
radicales, se validan los versos con una cruz a la izquierda; hay un criterio Baudelaire, un crítico
que admira a todos los demás. Nuestra filosofía aparece
desnuda ante las fieras como un cristiano en el circo. Creemos en la noche que escala constelaciones
y montañas. Hemos perdido el Arte en un apeadero. Preguntamos por dios
en objetos perdidos y el funcionario nos mira con desconfianza.


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