sábado, 9 de marzo de 2013

fraternidad


Querida hermana, tú que saliste del rastro inverso de la noche
dando un paso decisivo hacia la soledad -¡qué paso nuestro!-,
que revolviste en los baúles del tiempo hasta sacar un pañuelo
rojo para ceñirlo a tu cuello desabrigado y triste, suficiente,
armado de perlas sometidas al brillo de un callejón sin salida,
debes saber, ahora, cuando aún (nos) queda un segundo para el verso,
cuando todavía lucen sus mejores galas los sabios consejos
del cielo estrellado y las cigüeñas vuelan bajo cargadas con preciosos
tesoros, debes saber ahora, tú, querida hermana, tú que creaste
una patria de espejos donde solo había un libro desgastado
e iniciaste un formidable canto en el lugar favorito del silencio,
debes saber, ¡atiende!, hermana devota y libre, tú que inventaste
un idioma redondo para llamar a las palabras por su nombre,
una lengua en paralelo a la seda que te viste y te desnuda tan despacio
que resbalan los ojos por tus caderas alejadas del cuerpo
y tus brazos parecen lágrimas que caen como el ocaso perfecto,
debes saber que hoy, cuando aún el aire se resiste a morir de apatía
en los labios del sueño y los besos más dulces resucitan en calma,
cuando aún queda un instante para el verso que resuena limpio
hasta los techos cansados, que rodea y oprime los altivos palacios
y no termina de suceder en ninguna página escrita con ternura,
has de saber, hermana nuestra, tú que santificas los días
aleteando las peligrosas pestañas que desafían a los cuatro vientos,
t
ú
que prometiste una suave caricia a cada uno de los príncipes del cuento
y caminaste erguida sobre las aguas turbulentas como si fueras
la pareja del siglo desfilando descalza por una pasarela luminosa,
con tus piernas de mármol restallando -látigos en el suelo impredecible-
y los ojos de fuego apoderándose de la realidad sin un atisbo de compasión
o miedo, debes saber, tú, querida hermana, que alguien, en la sombra,
alguien que te conoce pero no te mira, que te prefiere pero no te elige,
que piensa en ti con la ilusión cercana de los niños que tiemblan
y te desea con el justo egoísmo de los que no esperan la luz del paraíso,
te ama tanto que ya no siente el corazón dentro del pecho porque siente el amor,
te ama tanto que ya no siente nada porque siente el amor.





2 comentarios:

  1. Dichosa la que vistes con palabras tan sentidas.

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  2. Bueno, ya sabes, uno tiende a idealizar... Es un artefacto terapéutico, el poema, digo, que libera ciertas tensiones, en este caso sentimentales. Porque ni el poema va dirigido a alguien en concreto ni la voz que lo expresa pertenece a alguien real. Digamos que el poema está dedicado a Lauryn Hill, que está muy guapa en el vídeo y canta de maravilla.

    Un abrazo y muchas gracias por la visita.

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