El
recuerdo asalta la conciencia. Duele. Duele el sol, su luz daña los ojos
almendrados
y bellos del recuerdo. En la memoria, el agua está fresca, los niños
ríen,
juegan a la paz, se aman. Hay un lugar en la mente para la remembranza
amable
del calor, para la historia, un cielo limpio y una vida en común.
El
miedo que paraliza y daña;
el
miedo como una llaga incurable, inhabitable, sórdida, que atenaza las cuerdas
vocales
e
impide articular la lengua madre, tan hermosa que no acierta a describir el
horror.
Llegar
a puerto es despedirse de los cadáveres, llorar sin lágrimas, en silencio,
temblar
también
como una rama zarandeada por el viento, es decir adiós masticando la sangre.
El
viaje, por tanto, establece lazos eternos. La música ha desparecido: tardará en
volver
y
claro que lo hará de otra forma, volverá con el cuerpo lleno de cicatrices,
con
el alma aturdida, pero intacta, dispuesta a dar fe de la desesperación.
Porque
dios. Dios sobre todas las cosas. Dios en los hierros candentes,
dios
en el látigo y en la carne de su carne, dios en los infinitos grados de
separación,
dios
en la mutilaciones, las cabañas hediondas, la comida repugnante,
dios en
la suprema inocencia de los pequeños muertos de pobreza, tan bellos como
ángeles,
arrancados
de los brazos de sus madres dolorosas.
Tantas
Princesas, ¡Reinas elegidas en la tierra! Dueñas del espíritu más poderoso.
Novias
orgullosas y libres maltratadas, forzadas,
arrastradas
por el fango. ¡Reinas!, ¡Diosas en las que creer sin engañarse!
una
Una
muchacha
de
color
real.
Su
voz, la voz y el eco,
la expresión
del ritmo, simetría;
su palabra
a cuerpo,
anterior
a la sangre.
Con
el alma por fuera del pantalón vaquero,
las
sandalias explícitas.
Rama
de hermosura impronunciable.
Negra.
Tan alta.
Una
muchacha hermosa
antes
de salir de casa,
antes
de dejarse ver. Más hermosa que el oro.
Libre.
Ella
que nunca está sola.
Sin
enemigos entre los ángeles.
Dios
en su canción, sobre su aliento.
...
Al
chico blanco le gusta el hip-hop. Fuma
y
mueve las manos en
círculos
de humo.
Escucha
la canción del alma.
No
llora. Debería escucharla
hasta
sangrar por los oídos.
Debería
escuchar.
...
El
llanto es un idioma infantil.
No
basta para comunicar el dolor.
Un
dolor.
Hace
falta una daga en la voz.
Pólvora
y
estruendo.
Llevar
un alma doble,
un
arma.
La
voz surge del baile que no cesa: esta danza automática.
Su
voz patrimonial, exclusiva,
dinástica.
Su
voz fuera del cuerpo, brotando de la tierra.
Su
voz contra la historia,
frente
a la historia.
El
coro de un millón de reinas
cortando
el aire.
El
chasquido que anuncia la resurrección.
...
El chico
blanco baila sin gracia.
Imita
el estilo sin finura: una sombra de qué, un agujero en la pista.
No
entiende la forma del silencio
antes
de la base auténtica,
el
tumulto que brilla
y
afina los timbales.
...
Rama que resucita
a cada paso.
Habla
para que la entiendan los pájaros.
Su
sonrisa instantánea es un tesoro,
un
instante
de
precio incalculable,
un destello en la memoria de la humanidad.
La
historia no está escrita: late.
Es un
corazón palpitante,
la
función del ritmo. Equilibrio.
La
historia vibra frente a una pared de espejos
donde
ensaya su desenlace.
La
historia es una melodía
sin
principio.
Hay
una voz completa que es un idioma de sangre anterior al miedo,
antes
del mundo,
del
agua.
Nada
frágil. Una voz incomprensible que baila al son del fuego,
que
arde.
...
El
chico rubio lleva pantalones caídos y una gorra de béisbol,
en su cuarto huele a hierba.
Escucha
la fusión
y se
estremece un poco.
Debería
entonar un hasta siempre.
Debería
gimotear algo más fuerte en su jerga ruin.
...
Rama es la noche.
Fundamental
y bella.
Cómo atrapa la luz su enérgico suspiro,
su
cabello breve y musculoso
dorado
por la sombra.
Ella
y la risa.
Una
risa con siglos de argumento.
Una
risa que sube como un árbol,
ascendente,
lenta.
El
sol es un planeta que orbita la materia de los sueños.
Un
astro en prácticas.
Rama
mide las distancias
con
los ojos vueltos del revés
(para
no deslumbrarse).
Se
halla
lejos
del espacio social, la fosa en la que abundan los poetas,
aquella
hondonada.
Vuela
al margen. Sus zapatillas voladoras rojas,
sus
rojas zapatillas voladoras.
Toma
la curva de un grito
a
gran velocidad.
Libra
un combate contra el tiempo que perfuma su voz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario