domingo, 28 de febrero de 2021

evolución

 

Seríamos como ellos, pero no nos sale, nuestro
esfuerzo es sincero, nuestra ansia. Nos sale el Ángel enseguida, como una bala; qué flaco nuestro
músculo adaptativo, qué falso.
 
Nos sale un Ángel elegíaco, poco creíble, tan parecido a dios; el verso
aturde con su reverberación, se estrella contra los muros de la patria,
es una estrella inventada. Nos sale el pus de las lamentaciones a nada que apretamos la herida
abierta, a nada que nos vamos construyendo.
 
Ah, el verso ya está inventado
(todavía), ya crece como la hiedra sube por las paredes; es natural
este enfado de la naturaleza, lógica esta concatenación de las obras públicas y sus actuarios. El poeta
surge de una temida mañana o una noche intransigente,
brota como el aire del puchero universal.
 
Somos la ilusión, así se desvanece. Destiny® es real. Compartimos la inanidad
del pensamiento continuo, un plato de legumbre, un terceto espachurrado. La capilla sixtina del rap
embota nuestras elucubraciones, ordenamos un movimiento celular
determinado, pensamos por los codos. Pero todo está
dicho hace un segundo.
 
Ellos sincréticos, núcleos cerebrales; qué entretenidos ellos,
qué distendidos. Alguno cree en dios, escribe y se reboza en sacramentos y leyes,
algunos son imprescindibles. Nosotros aprendimos a palos, del golpe seco de la nube, vivimos
en el patio trasero del infierno, ponemos ojos desorbitados al mundo.
Nos sale el Ángel por su propia fe.




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