A sus labios acude la distancia. Se
multiplican los besos bien doblados.
La información viaja en discretos paquetes de
confianza que contienen el inicio de una canción,
evocan un recuerdo misterioso. La verdad ha
ocurrido ya. No volverá a mediar de esa forma
continua y elegante, esa manera luminosa.
Ahora y para siempre suena la cara B de una promesa.
Sus ojos inauguran un pasillo oscuro que
desemboca sin miedo. Prolongan su mirada
hasta el foco. El infinito trama algo que no
puede resumirse en la primera frase calculada de una novela gris.
Todo está incluido en la llama oscilante de
un candil: la parsimonia de la edad, el agua y otros materiales.
Ella sabe que la distancia no implica una rendición,
por más que su final agote la memoria.
Su belleza es un arma cargada de nostalgia.
Pero el cuadro miente y se reinventa;
es una locura. Pararse un minuto a observar
el futuro temiendo repetirse sin descanso.
Tremenda tensión: aire abocado al olvido. El
aire, materia prima de los sueños, abre su vientre y crea.
El nacimiento de una obsesión. Es un
acontecimiento de color azul.
Aquella manera luminosa fue un error de
estilo, un modo agónico de no engañarse
pese a la evidencia en contra del amor y la magnitud
escénica de la separación.
Hubo tal vez un tosco magnetismo, se produjo
quizás una atracción disimulada por el espacio. Acaso
fue una palabra diluida entre montañas de
signos, bits obedientes, groseros ejercicios de las máquinas,
absorta en su medida y sin embargo tan
radiante sobre el horizonte reticular del universo,
tan frágil y de nuevo gigante bajo el ruido y
la furia.
El espacio tiende a la prolongación
indefinida de sucesos, es como un cuerpo gesticulante.
Es obvio que el amor sucede igual en
cualquier dirección que se pronuncie;
en la lejanía, ¡habrá que conformarse con el
eco!
Ella bendice su palabra en la conciencia
antes de que su pensamiento celebre la consideración del vértigo,
antes de que se facilite la razón al músculo,
mucho antes de haber sido larvada por el dogma.
¿Verdad que no se tiene? La verdad no se
sostiene, se viene abajo
con el estruendo de una bomba H detonada en
el vacío.
Tipo Test. Basta de deshojar margaritas y
tréboles. El amor es tipo test,
consiste en elegir. Ella siempre escoge la
rosa. Nunca escoge la rosa. O qué más da.
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