uno
la hierba azul
olía a concierto
de cigarras
palpitaba
en su rama sujeto a su elevado trino
un mirlo color apocalipsis
aire para qué os quiero
gorjeaba la sombra
los árboles en pie
arremangados cedros férreos nogales
estirados olivos
aquella noche
una conmoción seducía
crudamente el paisaje
alzaba qué voz el viento
dos
rezaban al amor los
impasibles novios
unidos por el beso de la
fuente
respiración y alegría
nacían secas las palabras
en brazos de la soledad
la verdad se dejaba
querer
cortejar
por un cierto silbido no
mecánico
la luna bailaba al fondo
de un espejo de piedra
tres
al amanecer
dijeron adiós el lobo y
la tortuga
se murieron los tropos
ocupaba el espacio su
extensión completa
amarrado a un punto de
luz
tiempo
perdido
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