domingo, 9 de mayo de 2010

el cortejo

Así, como si Chaplin cortejando
a una dama de labios encantados,
labios que fingen lágrimas de espuma
y recorren enigmas y preludios.

Así, descaminado al pie del tiempo,
al pie de algún bastón y algún sombrero,
arrebatado por el hambre odiosa
de la miga de pan y el guiso extraño,
con el sometimiento de los parias
grabado a fuego lento en la mejilla.

Cortejando a una pérfida muchacha,
toda circunspección y magnetismo,
una chica morena con los labios
despeinados y tristes en cascada.

Así, como si fuese de mentira
el cuento de los panes y los peces,
como si resultase muy graciosa
la forma en que se abrazan los sentidos
y las palabras pierden contundencia,
divididas en sumas imposibles.

Como un Charlot enfermo y menos pálido
al peso de la púrpura que abrasa.
Acechando a una rosa que suspira,
entre las carcajadas de los mansos
y la ferocidad de los mendigos.

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