lunes, 10 de mayo de 2010

frágiles (dedicado a Antonio Vega, 1957-2009)

‘Vaya pesadilla/ corriendo/ con una bestia detrás…’
Antonio Vega (Lucha de Gigantes)


El estilo nos dicta: ¡llorad por el poeta y su juventud herida!,
y nosotros clamamos, obsecuentes, dóciles al fulgor.
Lloramos al poeta.
Damos indicio de quebranto y sacudimos nuestro corrupto bastidor de gloria,
la estructura rampante que propulsa la rabia en todas direcciones.

Algunos lo comprenden deprisa,
sin dilación, advierten el depurado curso de las graves partículas
que agostan el planeta tras perforar el pecho de los ángeles,
entonan su ligera serenata
y permanecen atentos como animales salvajes a las mil caras del terror

Nada que no se pueda reducir al absurdo, nada crucial;
el nirvana resulta un anhelo demasiado frecuente
entre las criaturas que niegan a los dioses su alimento.

Nosotros…

Éramos unos chiquillos
cuando el imperio de la duda estableció sus fronteras abisales en nuestras almas
y clavó sus estacas en la tierra e hizo brotar la sangre de las fuentes
para doblegar la espina que gritaba,
cuando se vino abajo la torre del castillo,
se acabaron los cuentos y las perlas echaron a rodar.

Éramos… de los que se desgarran,
de los que se desangran y se desmoronan,
de los que caen del cielo,
y llueven a raudales que se estrellan contra el sereno azul.

Aquellos seres frágiles, hijos bastardos de una noche perpetua.


El estilo nos brinda su paleta de escarcha.
Hilemos, pues, un giro borrascoso:
si el hado recomienda poner rumbo a lo desconocido,
digamos en voz alta lo que piensan los héroes.




Antonio Vega, 'Lucha de gigantes'

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