Veredas que conducen al Museo
entre filas de estatuas con pintadas.
Dos turistas jugando al veo-veo,
una turba subiendo por las gradas.
Adentro, el formidable mausoleo
del arte, el cementerio de las Hadas,
la fosa pintoresca, el fariseo
conjunto de bellezas subastadas.
- ¿Qué ves?
- Lo veo todo, por desgracia.
Como el cocido, el arte también sacia
y llega a producir cierto embarazo.
El crítico se envuelve en su columna,
el alumno ve el arte en otra alumna
y el pintor desconfía de su trazo.
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