Te vas fuera de mí, fuera del mundo,
y yo me quedo aquí, reconstruido
en medio del desierto que te infundo
y en una esquina triste del olvido.
Te vas a mil abismos por segundo,
con la celeridad del estallido,
y yo, que a mi manera te secundo,
me doy de mil maneras por vencido.
Te vas a toda costa de mi lado
y yo me quedo aquí, deshabitado
entre la multitud que te profana.
Te vas de boca en boca, sin aliento,
y yo, pobre de mí, te lo consiento
como si fueses a volver mañana…
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