Tu voz es de las rosas inefables
y del silencio que en la flor se agota,
aunque la tengas rota, aunque no hables,
aunque la guardes sin tenerla rota.
Tu voz apura cálices amables
hasta la última y callada gota
y vibra con la fuerza de los cables
como vibra la rosa cuando brota.
Tu voz es una voz de campanillas,
a juego con el pelo que cepillas
y con la longitud de tu mirada.
Es una colección de mariposas
que guardan el silencio de las rosas
en torno de tu frente iluminada.
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